Una de las mías
by Bernardo on 15/05/2009Llegué el jueves a San Francisco después de un periplo de casi 3 semanas: Londres, Estambul, Dubai y 6 ciudades españolas. Menos mal que ha sido llegar y tener un fin de semana super relajado y con un tiempo estupendo.
Mi parada más esperada del viaje era Dubai. Es increíble que el hombre haya podido construir semejante aberración urbanística en la mitad del desierto. La verdad es que impresiona nada más llegar. Nos quedamos el hotel Jumeirah Beach, esta era la vista desde mi habitación
Bancos, hoteles de lujo, arena del desierto y un calor que hace a Sevilla un paraíso primaveral sorprenden al que llega por primera vez a Dubai. No estuve mucho tiempo, pero pude comprobar la extravagancia del lugar. Es como Las Vegas, pero en medio oriente y sin casinos.
Me tenía que volver pronto pues empezaban en el España los eventos del día del emprendedor y me habían invitado a varias conferencias. La primera de ellas en Navarra.
En principio estaba todo en orden, cogía un vuelo desde Dubai a Madrid, haciendo escala en Frankfurt, pues no hay vuelo directo. La conexión estaba un poco justa de tiempo, pero en principio no habría problema… bueno pues lo hubo. Llegué a mi puerta de embarque para Madrid cuando cerraban el vuelo. Las azafatas de Lufthansa haciendo gala de la compresión y flexibilidad que les caracteriza, prefirieron esperar 20 minutos a que sacasen mi maleta del avión que a dejarme subir… el caso es que perdí mi avión y era el último para España de ese día.
Mi conferencia en Pamplona era a las 12 de la mañana. Después de una hora buscando posibles combinaciones que me permitiesen estar en la capital de San Fermín antes del medio día del día siguiente, comprobé que no había manera de llegar. Solo cabía una posibilidad… una locura… algo que no tenía mucho sentido: me metí en Google Maps y comprobé que Frankfurt estaba a 1.462 kilómetros de Pamplona, y que si eran las 10 de la noche, podría estar allí como a las 11 de la mañana si me cogía un taxi y paraba lo justo… hablé con los organizadores y prefirieron cubrir el coste de esta locura que no contar conmigo.
Me acerqué al primer taxi de la parada, por suerte un mercedes de aparente buen estado. Para mi sorpresa, el conductor turco se frotó las manos ante la oportunidad de no dormir durante una noche, pero no trabajar en una semana. Llamó a un compañero suyo también turco y en unos minutos estábamos en la autopista cruzando Europa de camino a Pamplona :)
Por supuesto, como en las operaciones militares y casi todo en la vida, nada salió como lo esperábamos: nos pararon en las dos aduanas, en la alemana y en la francesa y se nos reventó una rueda a las afueras de Orleans.
Cuando llegué a Pamplona y di la conferencia, me quedé pensando que no sabía muy bien por qué lo había hecho. Cualquiera en su sano juicio hubiese cancelado la conferencia, pero soy así. Por naturaleza, si hay una pequeña oportunidad por remota que sea, de conseguir algo, siempre lo voy a intentar, aunque la apuesta a veces no salga bien. No sé el tiempo que me durarán estas fuerzas, pero de momento parece que las sigo teniendo :)
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