El gusto de hacerse mayor
by Bernardo on 16/12/2007Hace unas semanas se casó mi amiga Rocío. A la que admiro y quiero. Con el propósito de evitarlo, pero como siempre sin hacer mucho para conseguirlo, llegué tarde a su boda. No pude hacer todas las fotos que le había prometido, pero saqué las suficientes como para tener un buen recuerdo.
Nos conocemos desde hace casi 20 años. Compis de universidad, nos hicimos más amigos cuando al más puro estilo mediopensionista de colegio mayor, con la excusa de estudiar juntos, comía, cenaba y veía pelis en su casa, aprovechándome de la elegante generosidad de sus padres. Largas conversaciones llenaban las improductivas horas de estudio, y una mantita acompañada de chocolate negro hacían mucho más atractivas las pelis.
Preparando las fotos para enviárselas, pensaba en la cantidad de cosas que durante estos años hemos compartido y reflexionaba sobre lo que para mí significa la amistad. Hay mucha gente a la que llamamos amigos, pero ¿qué significa en el fondo?.
Para mí lo importante en la amistad es mantenerse cerca a lo largo de los años para cuando sea necesario. No hace falta compartirlo todo siempre, basta saber que existe un vínculo emocional suficientemente fuerte para ayudarse mutuamente, saberse comprendido y no sentirse solo. Y por eso que creo que la amistad es distinta de la pareja, distinta de los compañeros de trabajo y distinta de la familia. A mi juicio, una buena amistad juzga poco, comprende mucho, es el gimnasio de la generosidad donde las expectativas se ajustan continuamente por el respeto al amigo. Y es un círculo virtuoso que si es correspondido es treméndamente satisfactorio.
Cada vez son más los amigos que tengo como Rocío. Es algo que no sabía ni lo que era, ni qué color tenía, ni cómo se hacía. Es algo que estoy descubriendo al hacerme mayor, y me gusta.
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