desafiando la gravedad
by Bernardo on 15/07/2008No me gusta conducir, me parece aburrido, lo hacemos demasiadas horas y la gente se vuelve irascible a tu alrededor. Pero volar siempre me ha fascinado.
Aún recuerdo mi bautismo en el aire, así lo llaman en la base aérea de Matacán al primer vuelo para hijos de los militares. Recuerdo la sensación de observar los maizales de la cuenca del Tormes desde el aire, por aquella ventana redonda del aviocar. Recuerdo el vibrar del avión trompo que de repente se convertía en un suave rugir de los motores de hélice. Recuerdo los nervios impacientes que rápido daban paso a una sensación de sabor a poco.
Mi padre fue responsable durante muchos años de los simulares de vuelo en las Escuelas de Polimotores y de Control de Tránsito Aéreo de la base en Salamanca. Era mi particular parque de atracciones: puntas de cabina de avión, rebanadas como cabezas de pescado, mostraban el interior de un avión con todos sus paneles de control; siempre acababa aterrizando 700 metros bajo tierra. Bendita simulación :)
30 años después, y a miles de kilómetros de distancia, he recreado mis fantasías infantiles en un Cessna Skyhawk. Después de mil trámites que eliminan las sospechas de ser un talibán con oscuras intenciones suicidas, he comenzado mis clases para conseguir el título de piloto. Mi profe, un coronel retirado de la Air Force americana, me ha dejado despegar solo.
¿te gusta conducir? no, pero me encanta volar :)
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