decidir o escuchar
by Bernardo on 7/08/20087 de la mañana. Como quien se va a trabajar a una fábrica a unos pocos kilómetros de casa, me monto en el avión que me llevará primero de Madrid a Londres y luego a San Francisco, en 17 horas si todo va bien.
Pero no podía empezar mejor mi vuelta a casa – o lo que dejo es casa?… A mi lado en el avión se sienta Pau Gasol y estoy rodeado de la selección campeona de baloncesto. A Pau no le caben los pies en el asiento, se da con la cabeza en el techo de la cabina y las zapatas de Nike parecen barcazas :) me da la impresión de que pasa bastante del resto del equipo, que viaja como una piña al más puro estilo español.
He estado en España 13 días en los que no he parado. He reunido a mi equipo mundial de Google en Valencia. Casi 60 personas reflexionando acerca de lo que hemos hecho y lo que queremos hacer, al calor de la Campus Party, del mediterráneo y ese puntito bakalo molón que tiene la ciudad del arroz.
No he podido ver a casi ningún amigo. Reuniones, charlas, papeles y preocupaciones que hay que dejar resueltas cuando uno vive en el lejano oeste, se han comido todo mi tiempo. Sí me ha dado tiempo a recoger un cuadro que me he regalado, de uno de mis pintores favoritos, Carlos San Millán. La pared del salón de mi casa en Madrid estaba vacía desde que el desamor y su necesaria separación de bienes, se llevó el cuadro que colgaba encima del sofá. Sentí que con este regalo hacía algo más que decorar el salón; era un esfuerzo consciente por abandonar este año y medio de empeño en no aceptar que el cuadro de Pin Morales y su dueño no volverían a mi salón.
Entre tanto devenir y con necesidad de ubicarme en mi propio mapa personal, único caso donde Google Maps no ayuda mucho :) reflexionaba acerca de la naturaleza de las decisiones en la vida. Y es que estoy viniendo a pensar últimamente que hay que dejarse llevar mucho más, y no empeñarse tanto en tomar una decisión. Tengo una naturaleza tendente a la obsesión, a querer saber qué va a pasar y cómo, para poder tomar la mejor decisión. Y es que a veces es mejor retirarse, escuchar el río correr y esperar a que desde el sosiego de su observación él mismo te diga qué hacer.
Voy descubriendo que el secreto de las decisiones correctas está en la sabiduría de saber encontrar el equilibrio entre controlar tu destino y dejar que él te guíe, entre saber lo que quieres y descubrir lo que te conviene… te conviene: viene contigo :)
En ello estoy, y este año sin vacas de verano y hasta arriba de curro. Espero que lleguen tiempos mejores.
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