Al, el político pragmático
by Bernardo on 2/11/2007La semana pasada, en un alarde de improvisación y sacar fuerzas de no se sabe muy dónde, me planté en Sevilla, donde nos invitaron a presentar uno de los primeros proyectos que he desarrollado en Estados Unidos en las jornadas de formación de Al Gore sobre el cambio climático.
Me impresionó conocer al 45 VicePresidente de los EE.UU. y último premio Nobel de la Paz. Es grande, está gordo, pelo canoso que camufla una incipiente tonsura, mano grande y poderosa en el saludo. Mide la palabra, tiene mirada transparente que parece casi sin vida, un maestro de la retórica que emociona con riesgo a veces de sobreactuación.
Su causa es admirable, pero su descarado madiraje con políticos y empresarios me defraudó por un momento. Es como que una causa tan noble necesitase ser heroica, rompedora, temeraria, enfrentada a todo y a todos. Pero tras pensar un poco, entendí su estrategia. Don Quijote no cambió nada yendo en solitario. Los revolucionarios acaban con más frecuencia siendo mártires y no premios Nobel de la Paz. Gore es un gran político y conoce mejor que nadie lo efectivo que es luchar desde dentro y alineado con los agentes que tienen los recursos y toman las decisiones.
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