Adiós Madrid
by Bernardo on 8/10/2007Hoy ha sido mi último día en Madrid. Nunca sabes para cuánto, pero La Villa parecía hacerme un guiño de hasta luego.
Madrid estaba hoy en todo su esplendor. Un día que solo el calendario puede decir que era de otoño: la luz aún fuerte del verano; los polos y las camisetas resistiéndose al ostracismo del invierno; los árboles empeñados en no mudarse acompañados por la primavera artificialmente mantenida por los jardineros esmerados del ayuntamiento.
Mi apartamento de Conde de Xiquena, vacío o casi vacío. Unos señores muy profesionales y obviamente acostumbrados al desgarro del vaciado de casas, se lo han llevado casi todo… Guardo en mi memoria con especial impronta las últimas noches de los sitios donde he vivido durante un tiempo largo: mi última noche en la habitación 125 del Colegio Mayor Barberán, donde viví mis cinco años de Universidad; mi última noche en Boston, llorando a moco tendido por poner fin a unos de los años más bonitos e intensos de mi vida; y sin duda recordaré la noche de ayer cuando sentado en mi sofá, mirando la fachada de la Iglesia de Santa Bárbara recordaba las tantas cosas que he compartido con ella desde que la vi por primera vez animado por Fernando y acompañado de Bruno.
Estoy en el avión de camino a San Francisco. Hoy dormiré, si Dios quiere, como apostilla siempre mi padre, en mi nueva casa. Atrás quedan unas semanas de locura intentando dejar todo en orden en España. Por delante tengo unas no menos insanas, de organizar mi nueva casa y vida en San Francisco.
Afirma Luis Herrero en su último libro “Los que le llamábamos Adolfo” que el primer Presidente de nuestra democracia solía decir: “La vida te da siempre dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando dudes elige siempre la difícil, porque así siempre podrás estar seguro de que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti”. Bien podía yo hacer mías estas palabras, me gusta Adolfo :)
Hay 8 comentarios en este artículo: